sábado, 24 de outubro de 2009

(…) La perdida de um amor y el dolor de uma relación rota es uma sobrecarga de proyección. Es todo lo que és. En la juventud, nuestra vida entera es este sueño maravilloso de que “Esto es”: esta relación es la consumación de mi fantasía y no puedo imaginarme la vida de otro modo. Ningún argumento puede embotar este sentimiento de proyección total, de todo en el otro. Supongo que todos podemos recordar un episodio de una relación adolescente que parecía serlo todo-en-todo y después se destruyó por algún motivo. Cuando una relación se corta, a una persona le lleva un tiempo calmarse y volver a enfocar. Es después de la ruptura, cuando no hay nada nuevo todavía y la vida ha sido despojada de todo su potencial, que tiene lugar esta reacción dolorosa. Para alguna gente es un período peligroso. La psique sabe cómo curar, pero duele. A veces la cura duele más que la herida inicial pero si uno puede sobrevivir, será más fuerte, porque ha encontrado una base de sustentación más amplia. Cada compromiso es un estrechamiento, y cuando ese compromiso falla, es preciso volver a una base más amplia y tener la fuerza de sostenerse en ella. El que me enseñó fue Nietzsche. En cierto momento de su vida, se le ocurrió la idea de lo que llamó “el amor a tu destino”. Sea cual fuere tu destino, sea lo que fuere lo que pase, dices: “Eso es lo que necesito”. Puede parecer un desastre, pero debes hacerle frente como si fuera una oportunidad, un desafío. Sí pones amos en ese momento, y no desaliento, encontrarás que ahí está la fuerza. Cualquier catástrofe a la que puedas sobrevivir es una mejora en tu carácter, tu estatura y tu vida. ¡Qué privilegio! Es ahí donde la espontaneidad de tu propia naturaleza tendrá una oportunidad de fluir. Después, cuando mires atrás, verás que los momentos que parecieron ser grandes fracasos seguidos por naufragios fueron los incidentes que dieron forma a la vida que tienes ahora. Verás que es realmente es así. No puede pasarte nada que no sea positivo. Aun si en el momento parece y se siente como una crisis negativa, no lo es. La crisis te expulsa de ella, y cuando llega el momento de mostrar tu vigor descubres que lo tienes.
La noche negra del alma
Sucede justo antes de la revelación.
Cuando todo está perdido
Y todo parece tiniebla,
Entonces viene la vida nueva
Y todo lo que necesitabas.

In: CAMPBELL, Joseph. Reflexiones sobre la vida. Buenos Aires: Emecé, 1995.

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